12 marzo 2025

Cacahuete: propiedades y beneficios de la legumbre disfrazada de fruto seco

Algunos alimentos forman parte de nuestra vida cotidiana sin que les prestemos demasiada atención. El cacahuete es un claro ejemplo de ello. Presente en aperitivos, reuniones familiares, celebraciones y bares, suele acompañar momentos de ocio, como ver una película o compartir un juego de mesa. Sin embargo, rara vez pensamos en incluirlo en nuestras recetas, a pesar de que en otros lugares del mundo es un ingrediente esencial en la gastronomía local.

El cacahuete domesticado (Arachis hypogaea) es el resultado de la hibridación de varias plantas silvestres originarias de Sudamérica. Se cree que su procedencia exacta podría situarse en el sur de Bolivia o el norte de Argentina, regiones con un clima cálido y lluvias moderadas, condiciones ideales para su cultivo. Su consumo se remonta a miles de años, como lo demuestran los hallazgos arqueológicos en Cajamarca, Perú. Allí, el investigador Tom Dillehay descubrió semillas de cacahuete que datan del año 6494 a.C., lo que indica que esta legumbre ya formaba parte de la dieta humana hace más de 8.500 años.

A pesar de su apariencia y del papel que desempeña en la gastronomía, el cacahuete no es un fruto seco, sino una legumbre. Su parentesco más cercano no es con las almendras, avellanas o nueces, sino con los guisantes y las judías. Además, a diferencia de los frutos secos que crecen en árboles, el cacahuete se desarrolla bajo tierra. Sus semillas quedan envueltas en una cáscara quebradiza que todos hemos roto con los dedos en más de una ocasión.

La confusión sobre su clasificación se debe en gran parte a su textura y sabor, similares a los de otros frutos secos. Su alto contenido en grasas saludables, proteínas y fibra lo convierte en un alimento energético y nutritivo. Es una fuente importante de antioxidantes, como los polifenoles, y de minerales esenciales como el magnesio y el fósforo. Además, su consumo moderado puede aportar beneficios para la salud cardiovascular.

Más allá de ser un simple tentempié, el cacahuete tiene un gran potencial en la cocina. En muchas culturas, se emplea en salsas, guisos y postres. En la gastronomía asiática, por ejemplo, es un ingrediente clave en platos como la salsa satay o el pad thai. También se utiliza en la elaboración de mantequillas y aceites, que aportan un sabor característico a diversas recetas.

En definitiva, el cacahuete es un alimento versátil y con un gran valor nutricional. Aunque en muchas partes del mundo se limite a ser un aperitivo ocasional, su incorporación en la cocina puede enriquecer nuestra alimentación y aportarnos múltiples beneficios.